Tuesday, January 24, 2012

نود و سه سال از پیروزی قهرمانانه
93 AÑOS: LA CONQUISTA DE LAS OCHO HORAS
EN EL PERU
کارگران در بدست آوردن حق 8 ساعت کار در لیما- پرو میگذرد !!
  Cuando todo era realidad!! Hace 93 años se culminó una larga lucha de los trabajadores para conquistar la jornada de las ocho horas en el Perú, conquista que está olvidada entre las horas extras y los acuerdos bajo la mesa de los dirigentes sindicales y la patronal.... Recordemos cómo se fue forjando esta lucha y cómo ha cambiado a través del tiempo, ya desde 1896 en que las huelgas se hacen más fuertes. Ocasionadas por el primer conflicto industrial, empezaron las huelgas de tejedores, cigarreros, tipógrafos y pasteleros de la capital, quienes ya estaban siendo influenciados por algunos anarquistas. Ya en enero de 1900 se produce la huelga de cocheros y en abril-mayo de 1901, la exitosa huelga de panaderos, aunque aún se recurría a comisiones de arbitrajes (intermediarios). En 1904, año de fuerte alza de los precios de subsistencias, se produce en mayo la primera huelga de jornaleros del Callao por la jornada de las ocho horas; la fuerte represión ocasiona la muerte de Florencio Aliaga, el primer mártir de la lucha social en el Perú. Este escenario fue la antesala para la maduración ideológica. Desde la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú” se toma como objetivo la jornada de las ocho horas y fue incluida en su declaración de principios el 1ro de mayo de 1905, año cuando se realiza la primera manifestación por los mártires de Chicago, es desde este momento que se inicia la concientización y organización de la clase proletaria de la mano de los trabajadores anarcosindicalistas Manuel Caracciolo Lévano, Fidel García Gacitúa, Umarchea y Delfín Lévano e impulsada por intelectuales como Cristian Dam y Manuel González Prada; con respecto a las ocho horas escribe M. González Prada en la publicación anarquista “Los Parias” en 1906: “…Cierto, para la emancipación integral soñada por la anarquía eso no vale mucho; pero en relación al estado económico de las naciones y el desarrollo mental de los obreros, significa muchísimo; es un gran salto hacia adelante en un terreno donde no se puede caminar ni a rastras . Si la revolución social ha de verificarse lentamente o palmo a palmo, la conquista de las ocho horas debe mirarse como un gran paso: si ha de realizarse violentamente y en bloque, la disminución del tiempo dedicado a las faenas materiales es una medida preparatoria: algunas de las horas que el proletariado dedica hoy al manejo de sus brazos podría consagrarlas a cultivar su inteligencia. Haciéndose hombre (mujer) consciente conocedor de sus derechos y, por consiguiente, revolucionario. Si el obrero cuenta con muchos enemigos, el mayor está en su ignorancia.” En sus líneas se anticipa lo que serían las fuertes luchas contra la patronal y la toma de conciencia como clase. Este trabajo hacia la concientización de la naciente clase trabajadora es incentivada por la creación de Centros Sociales y prensa obrera de influencia anarquista; por ejemplo, el Centro Socialista “1ro de Mayo” y su publicación El Oprimido” (1907-1909) los cuales intentaron dar orientación a las luchas obreras, participando en la organización de las huelgas, por nombrar algunos. En febrero de 1911 el grupo anarquista “Luchadores por la Verdad” edita el periódico “La Protesta” (1911-1926) que propagó la anarquía en su versión anarcosindicalista, y en abril se realizó un gran Paro General en apoyo a los huelguistas tejedores de Vitarte, quienes lucharon por la supresión del trabajo de noche, es decir, disminuir la jornada de trabajo, aunque si bien pudieron reducirlo solo a diez horas diarias sirvió para dar a conocer la unidad que se estaba formando en el movimiento obrero. Esto trajo como consecuencia la creación de la UNIFICACION OBRERO TEXTIL DE VITARTE, poco antes se formó también la UNIFICACION PROLETARIA TEXTIL DE SANTA CATALINA”. El 16 de julio del mismo año el grupo “La Protesta” constituyó un “Comité de Preparación Sindical”; todas estas organizaciones sirvieron de modelo para los gremios de albañiles, sastres y ferroviarios, quienes optaron por el anarcosindicalismo y la acción directa como medio de lucha. En abril de 1912 se constituye la FEDERACION OBRERA REGIONAL DEL PERU (FORP), que no consiguió reconocimiento legal pero fue parte de la organización de manifestaciones sociales. Entre 1912 y 1913, años de crisis económica, se hacen más continuas la huelgas por las ocho horas y el aumento salarial, creándose nuevos sindicatos, también hubo conflictos violentos en abril de 1912; las fuerzas represivas asesinaron a decenas de jornaleros de los valles agroindustriales de Chicama y Santa Catalina(Dpto. de La Libertad), a finales de 1912 se inicia una campaña convocada por la UNION GENERAL DE JORNALEROS DEL CALLAO, por la FORP con sede en Lima, e integrada por la Sociedad de Resistencia de los Obreros Galleteros y Anexos , la Federación de electricistas, el Gremio Liberal de Empleados, la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú”, la Unificación Obrera Textil de Vitarte y Unificación Proletaria Textil de Santa Catalina, participaron en esta campaña los grupos anarquistas “Luchadores por la Verdad” y el grupo “Luz y Amor” del Callao; cuya primera asamblea se realizó en el teatro municipal del Callao, con el fin de discutir el pliego de reclamos y otros puntos económico- sociales de interés general. Aprobadas las 2 asambleas siguientes en otros puntos de la capital, se concluyó con demandar: la jornada de las ocho horas, aumento de salarios, auxilio médico en caso de accidentes de trabajo y otras mejoras. El 5 de enero de 1913 fue designado para presentar el pliego al gobierno de Guillermo Billinghurst, si no se aceptaba el pliego presentado en un plazo de 24 horas, se declararía la huelga; la cual no fue aceptada, la huelga estalló en la mañana del 7 de enero, la cual paralizó Lima y Callao por 3 días en la que se fueron sumando otros gremios haciéndose presente la solidaridad de clase. El día 9 de enero el populista presidente Billinghurst hace un llamado a la comisión de huelga para que reanuden sus labores y evitar una fuerte represión e invocando al “patriotismo”, para no atentar contra la naciente “industria nacional” (de capitales extranjeros) y dando promesas de futuras mejoras laborales. El día 10 de enero antes el creciente paro general no le quedó otra opción al gobierno que declarar la jornada de las ochos horas en el Callao, lograda mediante la acción directa: la huelga general, el boicot y el sabotaje difundidos por el sindicalismo revolucionario con orientación libertaria. Pero por la presión patronal y viendo en peligro sus intereses en ese mismo mes se promulgó el “reglamento de huelgas”, el cual reconocía las huelgas pero a la vez era una manera de contrarrestar los métodos anarquistas de acción directa; sin embargo este triunfo en el Callao extendió los conflictos a otras ciudades del país, i. e. a los obreros petroleros del norte, Talara, Negritos, Lobitos y Lagunitos. Ese mismo año se logró instalar una imprenta proletaria que funcionó hasta los años 30, la cual ayudó a difundir la propaganda sindical con más fuerza. Es en 1914 que se funda el primer “sindicato revolucionario del Perú” integrado por zapateros y organizado por Carlos Barba, uno de los fundadores del barrio Leticia en el Rímac. Desde estos años, a consecuencia de la guerra mundial, se genera un inesperado enriquecimiento de la burguesía y un alza de los productos alimenticios y de los alquileres creciendo el malestar general en la población, también la represión se hizo más violenta desde 1916, como las huelgas de campesinos en Huacho en 1917. En estos años fueron asesinados muchos obreros del interior del país y empezaron a organizarse los sindicatos de oficios varios. Desde que se expidió en 1918 la ley Manzanilla sobre el trabajo de mujeres niños que estableció para ellos la jornada de ocho horas, grupos de dirigentes empezaron a organizarse para que dicha jornada sea igual para todos los obreros. El 3 de diciembre de 1918 entraron en huelga la fábrica de tejidos “El Inca” y se les fueron uniendo los obreros de la fábrica de tejidos de Vitarte, El progreso, San Jacinto, La Victoria, La Unión, los obreros panaderos. Es en este momento que el movimiento por la jornada de las ocho horas prueba su existencia como una organización sindical fuerte; y es así que el 13 de enero de 1919, a las 4 de la mañana, se acordó la huelga general, Lima y Callao estuvieron paralizadas no funcionaron fábricas, ni talleres, se produjeron enfrentamientos con la policía resultando muchos heridos. El día 14 de enero los obreros atacan el cuartel del arsenal, chocando con la resistencia de los soldados, los trenes al Callao no pudieron salir ya que activistas volaron la línea férrea y todo el comercio cerró; el único vehículo que transitaba en las calles era del comité de huelga. El día 15 de enero, aún no se había llegado a la solución de la huelga y una delegación de la Federación de Estudiantes, encabezada por Víctor Raúl Haya De la Torre, intentó tranzar con el gobierno de Pardo para acabar con el conflicto, proponiendo “nueve horas”, pero sin resultados. Al final ante la presión y magnitud que tuvo la huelga el gobierno expide un Decreto Supremo en el cual se establece obligatoriamente, en todo el país, la jornada de las ocho horas diarias de trabajo (la cual tardaría en hacerse general). El movimiento sindical triunfó frente a los patrones, su lucha se hizo más directa frente al estado, en defensa de sus intereses, de su derecho a la vida. Pero no todo se detuvo, al día siguiente, 16 de enero, la naciente Federación de Trabajadores de Tejidos en el Perú formó el “Comité Pro-Abaratamiento” o “El Paro de hambre”, un gran frente formado para luchar contra la elevación del costo de vida. Este comité fue dirigido por los anarquistas Carlos Barba (zapatero), Nicolás Gutarra (ebanista) y Adalberto Fonkén (tejedor); el gobierno no prestó caso a las peticiones del comité, como resultado los obreros se volvieron a declarar en huelga en Lima y Callao, la cual duró del 27 de mayo hasta el 5 de junio y fue duramente reprimida por el gobierno, muriendo muchos manifestantes a causa de la ley marcial, siendo perseguidos y encarcelados muchos dirigentes, allanados domicilios y centros de estudios obreros, imprentas confiscadas y destruidas. El 4 de junio esta situación de malestar social fue bien aprovechada por Augusto B. Leguía para tomar el poder, tras un golpe militar, pero no cambió la situación, pues el costo de vida se mantuvo igual; durante el “oncenio” de Leguía se mantuvieron los métodos represivos: persecuciones, encarcelamiento, torturas y deportaciones. Esto es un resumen de la gran lucha que se llevó a cabo para conseguir las ocho horas en el Perú, y la gran “organización sindical y unidad de acción”, a pesar de las diferencias entre anarquistas y sindicalistas, los cuales formaron un “frente” de obreros conscientes en el país que tuvo el único propósito de que sean ellos mismos quienes se enfrenten contra la explotación capitalista y la opresión del estado para lograr la emancipación de la clase trabajadora y conquistar la vida. Este movimiento obrero fue (y es) difamado y minimizado por los seguidores de José C. Mariátegui y sus discípulos; y bien aprovechado por Víctor R. Haya de la Torre y sus universidades populares, que terminaron por dividir y acabar con el movimiento obrero.

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